Vestirse es una forma, entre tantas otras, de
identificarnos para con nosotros mismos y en nuestras relaciones con los demás.
Existe mayor influencia entre el modo de
vestir y el bienestar emocional de que parece a simple vista. Un amplio abanico
de prendas al que podemos optar para vestirse nos ayuda a sentirnos mejor con
nosotros mismos porque el estilo personal también es una forma de cultivar y
fomentar la autoestima.
En la industria de la moda, cualquiera que no
cumpla con los cánones de belleza establecidos, no es digno de ser tenido en
cuenta como usuario; por lo tanto, no es apetecible para el mercado en general,
pues el objeto del diseño de modas es un ser humano con cualidades estéticas
predeterminadas y socialmente
aceptadas. En ese rango, se puede afirmar que es
totalmente válido sólo tener en cuenta los clientes con características
genéricas. Allí no se incluyen los discapacitados de ningún tipo, tampoco
aquellos que se salen del promedio en su morfología y hablamos aquí de todos
los extremos: peso, estatura, edad, proporción… Las plataformas de exhibición,
denominadas pasarelas, sólo exhiben cuerpos totalmente armoniosos o al menos
cuerpos que cumplen con los prototipos aceptados universalmente y no
contemplamos la posibilidad de aceptar algo que no encaje con ellos.
Y, la sociedad debe asegurar el acceso de
cualquier persona, con independencia de sus capacidades, a todos los
equipamientos, servicios, productos, ropa…
Bajo este prisma, la inclusión es una actitud
ante la vida. Asume que la diversidad en los grupos heterogéneos es la mejor forma
de beneficiar a todas las personas dando respuesta a sus necesidades.
En este ámbito de actuación, DISCONSULTING
camina para que la sociedad proporcione al colectivo de personas con
discapacidad una respuesta que en definitiva mejore su calidad de vida y les
permita sentirse ciudadanos de pleno derecho, poniendo a su alcance los mismos
servicios que las personas que les rodean.
Nuestra línea de actuación tiene el sello de
inclusión a la hora de diseñar vestuario. Todos tenemos derecho a vestir a la
moda… o al menos a lucir prendas que nos gusten y no únicamente lo que nos
vemos obligados a comprar porque no existen opciones. Animamos a los
diseñadores de moda a ampliar el espectro de trabajo, estamos convencidos que
de esta forma no solamente contribuimos con nuevas posibilidades de productos
(innovación), sino que además aportamos soluciones a necesidades que hasta
ahora muy pocos se han interesado en resolver.
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